Y es que creo que no me equivoco cuando afirmo que la desnudez une. En muchas empresas se organizan partidos de fútbol o competiciones de deportes, y a parte de compartir el momento de juego donde se aprecia el compañerismo, el momento de los vestuarios donde el jefe se iguala al empleado y donde los dos se muestran tal y como son sin ningún tipo de disfraz también es sin duda un momento de hermandad.
Porque si estás en la sauna, baño turco, o en las duchas, puedes ver cosas que seguro que muy poca gente habrá visto: que si se le ve más o menos cachas de lo que aparentaba, que si tiene una gran peca en la espalda o en el culo, manchas en la piel, si se depila, si la tiene corta o larga (jeje, así luego se puede criticar! -es broma-)... en fin, pequeños detalles que parece que te hacen conocer más a la persona con la que compartes el rato.
A veces estás en una situación de estas y piensas: "¿Pero qué estoy haciendo yo aquí hablando con un super jefazo y los dos en pelotas?". Y de hecho en estos momentos es cuando estas personas que se ven tan inaccesibles rompen esquemas y te hablan con sinceridad, haciendo que te sientas más cerca de ellos. Sin duda la desnudez rompe barreras, estereotipos, apariencias y mitos.
Claro que cuando la jefa es una chica, hoy en día esta situación no se puede dar, cada uno irá a su vestuario a ducharse. ¿Se dará algún día? Esperemos que sí.