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martes, 16 de junio de 2009

¿Cabecita dentro o fuera?

En el mundo del nudismo siempre se plantean dudas que tarde o temprano se acaban resolviendo. La poca experiencia en su práctica hace que nos preguntemos cosas tontas, incluso estúpidas, tipo: "¿estoy obligado a desnudarme? ¿si se me acerca una chica, la ignoro? ¿y si alguien me conoce? ¿y si tengo una erección qué hago?

Al final la experiencia propia o ajena y los sabios consejos de algunos nos ayudan a ir superando estas preguntas.

Sin duda el cuerpo del hombre es el que más transformaciones visibles puede experimentar cuando está desnudo, en gran parte por las erecciones, puesto que una mujer que esté excitada seguramente lo podrá disimular mejor que un hombre (y aún así somos la mayoría hombres los que acudimos a playas nudistas...). Incluso el pene de un hombre puede tener distinta morfología con el prepucio retraído o cubriendo el glande.

Pues bien, yo voy a plantear una duda que también he pensado en alguna ocasión: ¿es mejor tomar el sol con el glande al descubierto? ¿o mejor cubrirlo?

La pregunta la planteo como "qué es mejor", bajo un análisis de pros y contras. Obviamente que cada uno haga lo que quiera (o pueda), puesto que es una opción personal y propia.

El tema es que el glande, personalmente, siempre lo he considerado como algo muy íntimo e incluso me atrevería a decir sexual. Para los que no estamos circuncidados y todavía conservamos el prepucio, la tendencia habitual es tenerlo oculto, puesto que la piel, tarde o temprano y por los movimientos del cuerpo, acaba recubriéndolo. Es más, debido a eso diría que pocas personas han visto mi glande en toda mi vida: mis padres y mi mujer, y nadie más, por lo que le da al glande esa condición de exclusividad. Incluso en las duchas del gimnasio, me puedo higienizar y asear el glande, pero al salir de la ducha siempre está bien escondidito.

Pero también tenemos la otra posición, como por ejemplo la de las personas circuncidadas, que no tienen otra alternativa que mostrar su glande cuando van a una playa nudista. Se tendrán que poner crema para que no se les queme (digo yo), y no por mostrar el glande están mostrando nada "exclusivamente íntimo y personal", puesto que cuando están desnudos muestran su glande permanentemente.
Es más, por higiene, y me refiero a los hombres con prepucio, se dice que es saludable que el glande se limpie con agua de mar, y que también se airee para que la zona no se irrite.

De hecho, se dice que el glande de las personas circuncidadas pierde sensibilidad respecto al de una persona con prepucio. Es por eso que dejar mi glande al descubierto en una playa quizá me podría proporcionar nuevas sensaciones: que la suave brisa lo acaricie, que el agua de mar lo envuelva, que se me pringue con arena...

¿Entonces? ¿Cubierto o descubierto? ¿Enseño la cabecita o la escondo?

Creo que lo tengo claro: haré lo que me apetezca cuando me apetezca.
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Temporada 2009

Y por fin ha comenzado por mi parte la temporada nudista 2009.
Para ello, este sábado pasado fui a la playa que mejor me viene y que más tranquila y variada encuentro: la Platja Llarga de Vilanova i la Geltrú.

Allí siempre hay un poco de todo: hombres solos, parejas jóvenes, parejas mayores, grupos, familias... y la gran mayoría nudistas.
La verdad es que en esta playa el textil es casi anecdótico, cosa que es muy de agradecer.
En cuanto a la fauna, sigo con mi experimento sociológico para detectar comportamientos o patrones en las playas nudistas. Ahí van algunos:

- Las parejas mayores no tienen ningún complejo: los dos se desnudan.
- Las parejas jóvenes, por lo general él se desnuda y ella hace topless. Aunque vi casi todos los casos: ella en bikini y él desnudo, ella desnuda en la toalla pero con braguita para pasear y él desnudo, ella en tanga y él en bañador hasta por debajo de la rodilla. Por suerte en esta playa no hay acosadores (o yo no me he topado nunca con ninguno de ellos).
- Las familias y grupos, la gran mayoría son textiles. Para mi sorpresa vi a un par de parejas, una de las cuales tenía un niño de unos 3 años, todos equipados con sus respectivos bañadores a excepción del niño, que iba en pelotilla picada. Aunque después de un buen rato, los volví a ver y sorprendentemente uno de los padres se había quitado el bañador y jugaba con su hijo en la orilla con la arena. La verdad es que era una imagen muy enternecedora, ¿no os parece?. Incluso salieron a pasear las dos parejas por la playa y el padre no se volvió a poner el bañador en ningún momento.

Bueno, pues: ¡a seguir desnudándose!
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