Las primeras veces que acudí a una playa nudista sentía algo de miedo por que los demás me estuvieran observando o contemplando. Como si me estuvieran controlando. Creo que en general esa sensación se me ha pasado, y disfuto de la playa como el que va a una playa textil, sin importarte demasiado los demás.
Pero pensándolo un poco más, siempre que hacemos algo nuevo o distinto, ¿acaso no nos sentimos también observados o controlados?
De hecho, el típico vouyeur también existe en las playas textiles, ¿no? O el típico que va a la playa a hartarse de ver tetas... es que de todo hay en este mundo. Quizá las playas nudistas no son tan diferentes a las textiles.
Por poner un ejemplo: hace un par de días, pasando por delante de la playa de la Nova Mar Bella en Barcelona ciudad, pude ver como había una chica en la playa tomando el sol en topless, y en el margen de la playa había un par de obreros sentados comiéndose un bocadillo y contemplando el espectáculo. La chica evidentemente pasaba por completo de ellos, pero ellos no le quitaban ojo de encima. Seguro que pasa algo similar en una playa nudista y ya tenemos el lío...
Quizá somos un poco paranoicos y nos preocupamos más por el que pueda estar mirando que por lo que estás disfrutando de tu día de playa nudista.
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jueves, 22 de mayo de 2008
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1 comentario:
Siempre he pensado que la perversión está en la gente que mira, con desprecio y envidia, a la gente que se desnuda con naturalidad y sin ningun pudor ni miedo de nada. Los que se sienten ofendidos e incomodos nunca son los nudistas, sino algunos textiles que no toleran la desnudez, aunque seguramente a muchos les gustaria desnudarse.
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